Hace muchos años empecé a escribir versos. Sólo logre palabras con cierto sentido poético, que mi profesor de Castellano (el querido "chico" Leopoldo Meneses) me advirtió que debía mejorar. Escribí por años. Muchos de esos versos se perdieron en un bolsillo o entre las hojas viejas de una agenda. Hoy publico algunos de aquellos versos añejos que he encontrado y otros, de diversos autores, que me han cautivado. Espero que no te aburras con mi creación o los versos escogidos.

jueves, diciembre 24, 2009

Mi mejor Regalo


En este día, víspera de navidad, quiero regalarles a mis amigos uno de los poemas navideños más hermosos que he leído. Se trata de "Mi Mejor Regalo", poema de quien fuera en vida, un virtuoso poeta popular chileno, Sofanor Tobar Carvajal.


El poema narra una experiencia vivida por el autor, siendo niño a principios del siglo XX, en las salitreras del Norte Grande chileno.


Los dejo con...

Mi mejor regalo


Cuando llega noche buena,
revive en mi un regalo,
un regalo que fue triste,
pues fue regado con llanto…
¡Un llanto que me dejó
un sabor salobre, amargo!
y el calor siempre amoroso,
de la que me quiso tanto
¡sin mentiras, ni renuncios!
¡sin flaquezas, ni desmayos!
¡Un amor que se agiganta!
mientras más pasan los años!


Tenía seis años apenas…
En una salitrera de antaño
y el campamento bullía,
de alegría de fin de año.
Era vísperas de Pascua…
Cuando se hacen los encargos
al viejito que los trae,
sin poder cumplir a tantos…
¡Todos los niños pedían!
¡Dejarían sus zapatos!
Yo, dejaría los míos,
esperando mi regalo…


Esa noche los dejé
muy visibles en el patio…
¡Con ansias de niño bueno!
también mis pobres zapatos…
¡Esa noche no dormí
lleno de sobresaltos!
pensando, siempre pensando…
y si dormí… lo hice a ratos
¡con el oído vigilante!
por si escuchara sus pasos…
¡Los del Viejito Pascuero!
¡Dejándome los regalos!


Ese día desperté
de madrugada… ¡Temprano!
¡Salté de mi cama ansioso!
¡Me fui corriendo p’al patio!
¡Para sacar lo que había!
dentro de mis dos zapatos…
¡Los regalos que ahí habían!
¡Los que el viejito me trajo!...
¡Qué grande fue mi sorpresa!...
¿y que tremendo mi chasco…!
Mis zapatos… Estaban vacíos…
pero… Fuertemente lustrados.


Mis zapatos descoloridos…
¡Contra la papa aporreados!
No me tenían juguetes…
¡Pero estaban lustrados!
Me quedé triste… pensando…
¡Al verme tan defraudado!
¡Mis pocas fuerzas de niño!
Me habían abandonado…
Y empezaron los “Pucheros”
¡Me sentí tan desgraciado!
¡Y dando rienda a mi pena!
rompí a llorar amargado…


Mi madre… estaba mirando…
¡Todo lo había observado!
Su carita estaba mustia…
parece había llorado…
Ella, me quiso hablar…
no se había recobrado…
y su hablar fue un murmullo,
por los sollozos cortado…
Y fingiendo una sonrisa, me dijo…
Mira… ¡Te los dejó bien lustrados…!
tal vez no tuvo juguetes
quizás, se le terminaron.


Luego… ¡M’ estrechó junto a su pecho!
Hablándome entrecortado…
¡Cubrió de besos mi cara!
¡Bebió mi llanto salado!
¡bebí su llanto amoroso
por el dolor consagrado!
Me dijo cosas tan lindas…
que jamás he olvidado…
Esos besos y ese llanto…
¡en mi rostro se han quedado!
Al llegar la nochebuena…
¡Vuelve mi madre a mi lado!
a repasar esos besos…
¡a inundarme con su llanto!


Fue una Navidad triste…
¡Que fue regada con llanto!
¡Pero que hizo el milagro
de tener siempre un regalo!
Cada vez que lo recuerdo…
¡El me sigue regalando!
porque cada nochebuena…
¡Vuelve mi madre a mi lado!
Siento el calor de sus besos
¡Bebo su llanto sagrado!
¡Fue mi pascua más triste!
Pero ¡Con el mejor regalo!

martes, diciembre 15, 2009

Amor al aire libre

Se baten desesperados
tus pechos de hembra brava,
se baten al suave ritmo
de biombo de papel malva,
mecidos por viento puelche,
son botones tus pezones
endurecidos por la escarcha.

Como capa de terciopelo
Tu rubor natural te envuelve,
en tus mejillas como un velo
el color púrpura se enciende.

Y gimes entre mis brazos
no por sufrimiento ni dolor,
¡Sino por placer entero!
de mis besos, mis caricias y mi amor.