Hace muchos años empecé a escribir versos. Sólo logre palabras con cierto sentido poético, que mi profesor de Castellano (el querido "chico" Leopoldo Meneses) me advirtió que debía mejorar. Escribí por años. Muchos de esos versos se perdieron en un bolsillo o entre las hojas viejas de una agenda. Hoy publico algunos de aquellos versos añejos que he encontrado y otros, de diversos autores, que me han cautivado. Espero que no te aburras con mi creación o los versos escogidos.

miércoles, septiembre 23, 2009

¡CÓMEME PERRO! - Sofanor Tobar Carvajal

Sofanor Tobar Carvajal, a través de sus canciones y poemas costumbristas, nos entrega el "sabor" del chileno del pueblo... del campesino... del obrero... del hombre común.

El poema que transcribo aparece en el libro "¡Cómeme Perro!", de 1970 y le da el nombre al libro.


¡CÓMEME PERRO!

Entrecerrando los ojos
y los dientes apretando
¡cómeme perro! susurraba,
cuando la estaba besando.
Sus gruesos labios ardientes
sobre los míos cargando
¡y sus ochenta kilos netos
que me los iba tirando!
¡Como yegua percherona!
en una vara topiando.

Poco a poco iba cediendo
p'al rincón m'iba empujando,
¡Las cañuelas me temblaban!
medio se m'iban doblando.
Su estado era tan fuerte,
parecía delirando...
¡Cómeme perro!... gritaba
y me seguía besando.
Su ternura era tan grande
que terminaba llorando.

Ese perro... ¡Era yo!
un tanto desesperao...
¡Hecho un Don Perro de presa!
aunque un poco desdentao.
¡La estrechaba entre mis brazos!
hasta quedar lagartiao...
¡Con deseos de vomitar!
por el esfuerzo gastao,
¡Revuelto mondongo y borra,
y hasta la cola sudao!

Le daba lo que tenía...
aunque ya medio cabriáo,
¡Cómeme perro! y me daba
largos besos sifoneaos.
Me dejaba tiritando...
¡Toititito baboseao!
afirmao en el rincón
sin juerzas p'a estar parao.
¡Me sentía reinfeliz!
igual que perro apaleáo.

Se daba su descansito,
por el esfuerzo gastao...
¡Y de nuevecito empezaba!
¡Y con bríos renováos!
¡Me afirmaba en las de quillay!
p'a no caerme sentao.
Igualito que los cheutos
respirando por un lao,
p'a no cortarle el yeyé
de sus besos sifoniaos.
¡Más cabriáo que un novillo
reciencito correteáo!

¡Cómeme peerro! ¡Peerro!
el eco está repitiendo.
pero agora es muy distinto...
¡Otro perro está comiendo!
No imagino lo que pasa...
¡Sé lo que está sucediendo!
otro infeliz como yo
de seguro está sufriendo,
temblándole las castañuelas,
p'al rincón retrocediendo.

No voy a medir a todas
por lo que yo estoy sintiendo...
Hay muchas ¡Cómeme perro!,
igual qu' ella irán fingiendo,
si aparece otro galán...
Si tey visto... no me acuerdo...
en tanto uno se queda
viviendo de los recuerdos...
Pero... Soy hombre en mis cosas,
me gustó el ¡Cómeme perro!

¡Cómeme perro!... ¡Hummm!
se me ha quedao vibrando
tan tenso como una cuerda...
¡Que ya me está molestando!
Pensar, sin querer pensar,
a quién estará sinfoneando
¡Y sus pechos tan de hembra!
a quién ¡estarán tentando!
y su boca... ¡Tan jugosa!
a quién está baboseando.

¡Cómeme perro!... ¿Eso?
¡Su traición me recuerda!
el sifonear de su boca
y al Cheuto pidiendo tregua.
¡Cómeme perro!... ¡Perro!
¡Por Dios la yegua p'a güena!
¡Por no pasar por grosero...
¡Despechao o lo que sea!...
No me arranco ¡Así sus besos!
¡Y la mando a la mesma mierda!



Autor: Sofanor Tobar Carvajal

lunes, septiembre 21, 2009

GOLPES QUE HONRAN, Sofanor Tobar Carvajal

Sofanor Tobar Carvajal fue un poeta chileno que cultivó la poesía popular chilena.
El poema que transcribo a continuación aparece en el libro "¡Cómeme Perro!", de 1970. Lo publico en estas fechas de fiestas patrias, sabiendo que será la delicia de muchos, pues retrata fielmente la cultura popular.

GOLPES QUE HONRAN

Había muchaza gente…
Algo grande había pasao…
Junto al chinchel d’el “pelao”
entre tres o cuatro casas,
justo donde uno pasa,
había un grupo separao.

Nunca a mi me ha gustao
meterme en cosas ajenas,
sean malas, sean guenas,
siempre se sale enredao,
pagando injustos pecáos
con manda misa y novena.

Pero… ¡Todos me miraban!
Me fueron abriendo paso…
al principio, no hice caso,
entre ellos murmuraban…
sin saber qué comentaban
¡esa tropa de pacatos...!

El grupo que vi al principio,
¡Se abrió como de repente!
¡P’a dejarme frente a frente!
con el mayor de mis hijos,
un remedo de hombrecito…
¡Con quince años solamente!

¡Estaba irreconocible…!
¡Su carita amoratada!
¡Por las narices sangraba…!
¡Y aunque hizo lo imposible!
su voz ya no era audible…
¡Y de impotencia! ¡lloraba!

¿Otro niño te golpeó?
¿Peleaste como hombrecito?
¿Tamién diste tu poquito,
o tal sólo el te dio…?
El niño no contestó…
no pudo hablar aunque quiso.

Luego alguien me explicó…
Fue… ¡Defendiendo una mujer!
¡Defendiendo una mujer!
¡Su taita se lo enseñó!
¡Por eso que arremetió,
sin dar ni pedir cuartel!

¡Cómo a bestia lo golpearon,
porque nunca acobardó!
¡Tirao en tierra quedó,
por cosas que le enseñaron!
que jamás se le olvidaron…
que la mujer ¡Es un Dios!

El golpear a una mujer…
¡Es olvidar a su mama!
¡que lo tuvo en sus entrañas
nueve meses, por querer…!
¡Que a su padre le fue fiel
soportando aun infamias!

Dicen que llegó al Chinchel,
¡cuando un cobarde golpeaba
y que del pelo arrastraba…!
a una pobre mujer…
¡No se pudo contener…!
¡Y apechugó como estaba!

Duró poco la pelea…
Bueno… se presentía…
¡Toditos por cobardía
dejaron que sucediera!
¡Hasta qu’ el niño cayera!
Desvanecido o sin vida…

Ya sacó patente de hombre
La vida ya lo marcó…
¡Y con su sangre escribió
este sacrificio enorme!
¡Los dos estamos conformes!
aunque caro le costó…

¡Que Dios bendiga tu hombría!
aunque dolido… ¡Orgulloso!
Estoy llorando… ¡De gozo!
¿Eres de la pasta mía…!
Si el tata Dios te da crías…
¡Que sean como nosotros!

La mujer… ¡Es lo sublime!
¡Siempre es fuente de quimeras!
¡Donde vaya y donde quiera!
su ternura la redime…
Donde Dios lo determine
¡Reina! ¡Señora! ¡o Ramera!

No se aflija mi mocoso,
porque siga lagrimeando…
Su viejo, ¡No está aflojando!

¡Llora de puro orgulloso!
¡Ejemplo p’a estos babosos!
que se quedaron babeando…

Cuando a usted lo vapuleaba…
¡Un perro degenerado!
¡Y se quedaron parados!
Cuando usté ya más no daba
¡Como res se desangraba!
¡Por haber apechugao!

M’hijo… levante altiva su frente
¡Muestre su rostro golpeáo!
¡Es un ejemplo sagrao,
p’a esta recua de indolentes!
Y mi desprecio insolente (escupe)
¡P’a tóo estos desgraciaos!



.